Pasta corta, pesto y colita

En la esquina de Socorro a Fuerzas Armadas, en el cruce de dos de las más congestionadas avenidas de nuestra ciudad, la Fuerzas Armadas y la Urdaneta –Ahí, justo bajo el puente- en uno de los pocos edificios de la época de la migración que nos trajo la postguerra cuyas cornisas han logrado sobrevivir a la avalancha de la modernidad de vidrio y concreto armado; justo en ese edificio, sin nombre visible y un poco venido a menos, elevado de la calzada y apostado en plena convulsión citadina se encuentra el “Giardino d´ Italia”, un restaurante donde por menos de 30Bsf se puede disfrutar contra todo pronóstico, las que a mi parecer podrían ser las mejores pastas de la ciudad, sin pretensiones ni servilletas de tela.

Pesto, boloñesa, napolitana en pasta corta o larga y salpicada por una generosa ración de buen parmesano nacional hacen especial a este pequeño rincón escondido en el centro. No es un sitio muy grande, la vajilla no es pareja y en horas pico pueden compartir la mesa obreros de la cercana construcción del “Bus-Caracas”, ejecutivos del “Centro Latino” y otras oficinas cercanas, empleados de tiendas o parroquianos famélicos y acalorados. Su dueño, un inmigrante italiano cercano a los 80 años, no parece preocuparse mucho por el asunto de la atención o las menudencias de la decoración. Lo importante aquí es la calidad de lo que se prepara en estas cocinas a la vista de todos donde cientos de tomates son mondados y envasados en enormes frascos de vidrio para elaborar la salsa roja estrella de la casa. Los mesoneros son rápidos y los comensales veloces, la sobremesa es corta pues el horario apremia, todo está listo para ser servido en tiempo record. Comer rápido y bien cuando el horario es apretado es posible.

También sirven otros platos, pero la pasta es la protagonista. Y luego de sorber los últimos tragos de la botella de refresco retornable, el riguroso marroncito o la porción de gelatina cierran un almuerzo bien resuelto para cargar energía y volver corriendo al trabajo.

De nuevo… Fuego en la UCV

Ciertamente la mayoría de los caraqueños no comprende el importante rol que cumple nuestra alma mater en nuestra vida como ciudad. En la UCV se gesta un gran porcentaje de los futuros profesionales que mueven al país, pero es más que una casa de estudios. Para muchos los espacios de la Universidad Central son un refugio, un lugar donde conseguir libros, programas de computadora, discos;  donde caminar por la grama un rato para escapar de las preocupaciones, un sitio cercano y seguro para  jugar y compartir con los amigos, un recinto de arte y cultura en sus más variadas expresiones, desde los grupos de danza y teatro que toman Plaza Cubierta cada tarde hasta los variados eventos, charlas y exposiciones que de continuo se ofrecen en las distintas salas y auditorios. Pero para el ucevista, nuestro campus es un orgullo, un lugar que merece respeto y un poco más de presupuesto para su mantenimiento.

Por estas razones es triste cuando por razones políticas, algunos grupos recurren al vano recurso de destruir nuestro patrimonio. O ¿es que los jóvenes que integran el grupo M-28 no son estudiantes de la UCV?, si no lo son ¿de qué se quejan, y por qué destruyen un espacio que no les concierne? Y si de verdad son alumnos regulares de esta casa ¿por qué destruir algo que no va a afectar a la rectora o a ningún decano?, la UCV no es sólo un espacio para la comunidad universitaria, es un espacio para la comunidad y para la ciudad, pero somos quienes hacemos vida a diario entre sus pasillos y escuelas quienes tenemos el deber de protegerla. No para  la UNESCO, ni para el gobierno de Esteban o algún otro presidente o gobierno en turno, no para las manitos blancas u otro sector o color político. La universidad es un lugar para el futuro, sinceramente yo me sentiría orgullosa si nos queda UCV para ver graduados a mis hijos, a los de mis amigos y a los de las nuevas generaciones que ingresan cada año. Es triste permitir que un lugar que debe ser un recinto para la educación y la cultura se vea vapuleado por la ignorancia y la violencia y que dichos actos vandálicos sean cometidos por “estudiantes universitarios” que no están de acuerdo con el sistema. Debemos recordar que hay muchas formas de proponer un cambio y muchas vías para llegar a él, pero a lo largo de los siglos a la humanidad se le ha demostrado que la violencia no es el más adecuado.

Así que deberíamos aprender a ser un poco más tolerantes y menos egoístas, quemar las oficinas donde se almacenan los documentos y notas de nuestros compañeros no traerá nada bueno, ni es una medida de presión para el decano de la facultad. De nuevo la escuela de Derecho comenzará un semestre sin oficina de Control de Estudios o Centro de estudiantes, incluso baños y los reales afectados son los estudiantes de toda tendencia política, no sólo de la escuela de Derecho sino de toda la universidad, pues ya no hay serenidad en nuestra casa de estudios.

Crónica: Por el medio de la calle

Este evento implica muchas cosas. Implica que el metro en dirección Palo Verde estará congestionado, que muchos ciudadanos pasarán mucho tiempo en colas mientras otros infortunados residentes de Chacao hacen un esfuerzo sobrehumano por contemplar con beneplácito y una sonrisa en el rostro una edición más de tan esperado evento. Total es por la cultura y es una sola vez al año. También implica que todo espíritu joven amante de la música y el performance callejero que habite nuestro valle, y sus adyacencias, se dará cita en este evento para ver y dejarse ver.

Porque más allá de la intención de la alcaldía y un puñado de patrocinantes de hacer de esta ciudad un lugar un poco más humano, de los esfuerzos de la policía municipal por hacernos sentir un poco seguros y de la amable gente de Chacao que padece con gusto los avatares de cerrar sus calles durante una noche al año para demostrar que sí se puede tener una "Caracas bonita"; más allá de todo esto Por el Medio de la Calle tiene ese gusto a laca y oropeles de los concursos de belleza que nos recuerdan por qué de antaño este municipio era mejor conocido como "Irenelandia".

Porque asistir a este evento implica que vas a escoger con atención lo que vistas, debe ser cómodo pero a la vez representar tú sentir. Una pasarela donde cada tribu urbana reclama su lugar y proclama: "estamos aquí". Y veremos desfilar a la más heterogénea fauna caraqueña entre la multitud. Ropa negra, accesorios chillones, pelos parados, botas militares, patines y hasta tacones. Y en esta magna reunión de individuos ávidos de manifestaciones de la cultura urbana encontraremos a mi amigo el artista disfrutando del teatro de títeres gigantes, a mi otro amigo el roller que vive fuera de Caracas pero hizo el viaje para tripearse las rampas de Pro-ensamble, a mis amigos diseñadores enloquecidos tomando fotos, a mis compinches de la universidad coreando "Prisionero" bajo el obelisco de la Plaza Francia, a mis colegas Dj's que tengo meses sin ver recuperando fuerzas en Mc Donald's y a otros abasteciéndose para la noche que se augura divertida en el Prolicor. Pues la magia de Por el Medio de la Calle es el poder de reunión, porque siempre vas a encontrar a alguien y surgirá un buen plan. A pesar del gentío siempre encuentras una cara conocida, algún amigo o vecino que tenías tiempo sin ver, ex-parejas, ex-compañeros de trabajo, incluso familia y es la diversidad de los eventos que se presentan lo que logra reunir a tanta gente conocida y por conocer, con intereses y ocupaciones diversas en un ambiente jovial y relajado de convivencia ciudadana en una ciudad de muros altos y enrejados. Definitivamente el 26 de julio fue un día para demostrar que podemos vivir la ciudad que queremos, y también fue como vivir dentro de Facebook por algunas horas.

Esto no es nada... Es lo de siempre un poco mas largo...

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