Lamentos en azul (a veces sólo quejas, a veces sin nada que lamentar): mayo 2007

En Algún Lugar Remoto en el Océano Pacifico. Este sábado 11 de enero de 2146 a la medianoche se dio la luctuosa celebración en cuestión. Fueron invitados al evento todas las personalidades importantes o no existentes en el planeta, la humanidad en pleno. Sólo atendieron a la invitación unos pocos filósofos y humanistas del mundo que se resistían al inminente suceso, además de los representantes de las diversas organizaciones que tuvieron la responsabilidad de tan fastuoso y magno evento. La jornada transcurrió entre ánimos caldeados por las distintas voces de apoyo y rechazo que se suscitaron alrededor del planeta y en la pequeña islita del océano Pacifico donde se llevó el acto a cabo. Los organizadores del evento consideraron este discreto lugar para demostrar lo mucho que se sobreestima la sobrepoblación mundial, pues matemáticos de las mas prestigiosas universidades del planeta y expertos en cálculos de volúmenes demostraron que todos los humanos vivos al momento del evento podrían están holgadamente en esta isla volcánica que surgió del océano por las fuerzas ígneas de la naturaleza luego de que los fenómenos del derretimiento de los casquetes polares tuviera lugar medio siglo atrás. El lugar de la gran gala fue decorado por un comité de diseñadores decepcionados de las corrientes del diseño; con un exquisito y sobrio estilo luctuoso muy acorde con la ocasión, desesperanzados chef de renombre mundial prepararon el delicado banquete que se ofrecería a los asistentes y que consistía en millares de pequeña píldoras que reproducían el sabor y el aroma de los mas variados y solicitados platos de la difunta gastronomía mundial, personalidades del cine cansados del drama humano reprodujeron en gigantescas pantallas las escenas mas criticas de todas las películas de todos los tiempos; incluso de las que nadie vio. Pintores, cantantes, actores, poetas, literatos y demás desahuciados del gremio artístico organizaron diversas acciones de calle para tratar de recobrar su antigua gloria, que de mas esta decir obtuvieron gracias al glorioso género humano y se vieron en desgracia al ver que hasta el mínimo vestigio de humanidad desfallecía sin remedio. La velada transcurrió en la tensa calma que mantuvieron los presentes al ver como se alejaba la barcaza alegórica de 300 metros de eslora que contenía el objeto mas preciado por cada persona en el mundo y que cargada de flores y con la solemnidad de todos los rituales funerarios del mundo se alejaba lentamente dejándonos en la apatía y el desinterés absolutos por la vida, pues en el mundo ideal creado por los humanos sin espacio para el dolor, las emociones y aun la alegría, lleno de perfección y justicia, después de librarnos de las enfermedades, la fealdad y la muerte no podía seguir existiendo la humanidad.