Lamentos en azul (a veces sólo quejas, a veces sin nada que lamentar)

Esta noche se me cuelan tus besos en la almohada, esta noche el frio y la soledad me envuelven. Tus ojos diáfanos me persiguen y esas miradas mientras me hacia la dormida me lamen como llamas mi piel. De tanto oir tu respiración no escucho ni mi propia voz, me persigue, me vuelve loca. Te extraño. No he querido dejar de pensar en ti, no me he molestado en olvidarte ni en dejar que me olvides. Te regale mi vida, mis sueños, mis besos, mi tiempo, mi aire; no lo pido de regreso. Sólo te pido que me recuerdes, que recuerdes las palabras que con emoción salían de tus labios y se posaban en mis oidos de donde no saldrán jamás. Este día me he pasado buscando lo que perdí y sin encontrar a ese chicuelo de ojos tristes que me sorprendia con rosas pintadas y canciones de amor a media noche.

¿Dónde estás?

En el calor de la siesta de la tarde soñé contigo, te sentí acostado a mi lado. Cuidando mi posición fetal, velando mi sueño y protegiendóme de mis fantasmas. Me di la vuelta. Tu no estabas. Recuerdo los planes que hacíamos juntos sin pensar en mañana o en después. Recuerdo tus besos, húmedos y cálidos. Recuerdo tu olor claro y tu piel muy blanca. Recuerdo tus ojos perdidos en el placer de mirarme. Recuerdo todo tu.

¿Tú me recuerdas a mi?

Hoy me he puesto a escribir por ti. No sabes cúanto papel perdido, cuantas letras inmoladas, cuantas palabras sin sentido han sido plasmadas por mis manos, y no logran darme consuelo ni sosiego en mi dolor. Este día ha sido de pensar en ti, de morder mis uñas y no comer, de pensar que nada me importa. Y es verdad, hoy sólo me importas tu. Pidiendo a gritos estar contigo, escuchar tus explicaciones, besarte y olvidar lo que paso.

¿Habrá calma después de la tormenta?

Yo... Sinceramente y muy a mi pesar...

No lo sé.

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