guilty pleasures

He estado pensando en todas esas cosas que suelo hacer y que muy en el fondo disfruto aunque no debería hacerlas por el dolor o bochorno que puedan producirme. Todos tenemos placeres culposos, nos regocijamos en ellos, nos revolcamos en nuestro muladar personal con cierta periodicidad y ello nos hace felices pero miserables como la cucaracha mas miserable del fondo de la más mísera alcantarilla. Mis guilty pleasures como me ha dado en llamar este post son algunos bastante destructivos, pero con indudable clase y estilo; pero ¿por qué no volcarlos en un post y admitirlos de una vez por todas?. Asumiré mi barranco como es...

Me gusta llorar, es algo que me encanta aun no se por qué pero es así; y de este culposisímo placer derivan otros como oír a Ricardo Arjona hasta llorar a moco tendido (algo propio de enguayabaos); otro de tantos es recordar... Viejas canciones, momentos, mirar fotos... Todo esto me pone frenética, histérica, mujer alterada. Hay otros, más comunes entre otros coterráneos; como los perritos calientes de Plaza Venezula con todo tipo de salsas de mil texturas y colores y las arepas de alguna de las abundantes areperas de Las Mercedes al salir de una rumba o un domingo en que no se tienen ganas de cocinar. Aunque para mi el mayor placer que comparto con el resto de los conductores del parque automotor de esta ciudad es el toque de corneta, es como el grito que abriría la válvula de presión de la cabeza de cada uno por eso lo disfrutamos tanto, así liberamos estrés. El shopping, es algo que a todas los mujeres nos encanta hacer y sobretodo si tenemos algún problema o estamos deprimidas; podemos gastar enormes cantidades de dinero por liberar 0.0005 mg de serotonina en nuestro cerebro al vernos puesta esa mariquera que nos acabamos de comprar (San Frívolo te rindo culto, pago tributo ante tus altares... Bien que supieron expresarlo los chicos de Desorden Público en esta canción). Quejarme (es algo en lo cual soy experta) es parte de mi vida diaria y regularmente mis temas de conversación, mis post, y cualquier forma de comunicación que emito llevan una carga de queja salvo en muy raras ocasiones. Tomar baños de dos horas, al salir pienso cuánta gente le toca cargar tobos durante horas sólo para tener agua con que cocinar (mala suerte por ellos). Las conversaciones existencialistas, las odio (pero por equis o por ye siempre acabo enfrascada en una, y generalmente con gente que no conozco).Las papas fritas con mayonesa, cuánto acné producen y cuántas calorías aportan a la dieta pero DIOX!!!! QUE BUENAS SON!!!!. Y creo que por último está la autocrítica como más poderoso y destructivo de estos placeres (sin comentarios, todos pasamos por días así).

Yo me siento culpable por no poder evitar estas actitudes y manías, más que todo por tenerlas; pero conviven en simbiosis conmigo y mi medio, sin más las gozo y las tripeo, son parte de mi vida y de mi misma... De mi manera de ver a la sociedad y la vida, como un libro al cual no pertenezco y donde día a día leo la que creo es mi historia. De nuevo la existencia...


¿Cuál es tú placer culposo?

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Esto no es nada... Es lo de siempre un poco mas largo...

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